Llego el fin de año, otra vez, y esta vez, si lo siento distinto.
Ya en años anteriores habia sentido un cabio sistemático, en particular desde la muerte de mi mamá, con cada vez menos personas asistiendo a la reunión familiar, menos entusiasmo, menos organización.
Este año sí se siente distinto, y aunque probablemente la muerte de mi abuelo, que nos tomó a todos por sorpresa a pesar de que tenia 94 años, sea uno de los factores que hacen que este año se sienta distinto, la realidad es que este año me tocó hacer consciencia de lo absurdo que es el establecer el inicio de año en un dia tan arbitrario.
Por algún motivo, alguien decidió establecer el inicio del año en un dia que no esta basado en algun cambio real, como el solsticio o la luna nueva, eventos que si puede identificarse para marcar un inicio, el año nuevo solo es un día de la semana, de descanso si cae en sábado o domingo, y cuya utilidad real es el cierre fiscal para contar cuanto dinero se juntó en un periodo de tiempo.
Y si bien entiendo y celebro el pretexto para la reunion familiar, el hecho de que este año me toco trabajar en dia festivo, si le quitó mucho del significado a la celebración de fiestas de año nuevo.
Y todo lo anterior lo menciono, porque este año realmente no sentí ganas de escribir ni recuento de año, lo hago ahora, desde mi teléfono, porque llegamos muy temprano para la cena de fin de año, y esta es sólo una forma de pasar el tiempo.
Y no hay mucho que decir de este año, solo que cumplí 40, pero ya no sé lo que eso significa, más allá de ser la edad en la que hay que hacerse chequeos con mayor frecuencia porque es cuando comienza a sentirse el deterioro del cuerpo.
La vida sigue, más o menos igual, el hijo empezó la primaria, cumplí un año en mi trabajo de soporte de sistemas de cómputo y terminé el segundo dando clases a nivel licenciatura.
Fui a ver el eclipse, fue bonito, aunque cansado.
Y ya, feliz 12025
